Tener a Dios en nuestras vidas no se compara con nada en este mundo. Dios es la única alternativa para el ser humano, independientemente de quien, y que tan importante sea terrenalmente.
Muchas personas tienden a creer que son autosuficientes en todo lo que hacen y piensan que lo que han podido lograr es por sus propios méritos y no porque a Dios le ha placido permitirles. Dios en su infinito amor y misericordia provee las fuerzas suficientes para que logremos alcanzar metas y propósitos; todo depende del permiso de Dios.
Tantas veces queremos quitarle a Dios el lugar que le corresponde y quitamos sus méritos para poner los nuestros, llegando así a querer no necesitar de él.
En mis años como servidor y seguidor del Dios y trabajar para su obra, he encontrado a muchas personas que profesan desacuerdo con el señor y muchos de ellos tienden a poner el, YO, sobre todo, olvidando el poder de Dios en sus vidas. Muchos incluso me han comentado que no necesitan de Dios (ateos) y que no es necesario. No consideran que si viven es porque Dios le ha placido que vivas. Hoy conversaba con un amigo, quien al preguntarle yo, ¿cómo estás?, me respondió lo siguiente “Esperando que Dios se acuerde de mí”. Quedé sorprendido por tal respuesta a lo que repliqué luego; unas de las razones más poderosas para creer que Dios se ha acordado de ti ya es que hoy estas aquí con vida, ¿viste a tus hijos? ¿Tienen salud?, tienes aún un trabajo?, sí, fue su respuesta. ¿Y entonces? ¿Sabes cuantas personas se fueron a dormir anoche con planes para hoy y no los podrán realizar porque ya no están con vida?, ¿sabes cuantas personas hoy les amaneció en la cama de un hospital o en una UCI?, sabes cuantas personas en este momento están teniendo un accidente? Y de todos ello Dios te ha librado. ¿Entonces se ha acordado Dios de ti? Sí.
No debemos sacar o excluir a Dios de nuestras vidas, yo no diría que Dios es importante en nuestras vidas, diría que es imprescindible.
Los seres humanos debemos entender, que no nos bastamos solos, que nada podemos lograr por nosotros mismo, que necesitamos una ayuda celestial para que nos apoye, somos seres imperfectos, débiles y necesitados, ya basta de dejar a Dios fuera de nuestras vidas. Dejemos de huirle a las bendiciones y a la ayuda que el señor nos ofrece, detengámonos y dejemos que el señor tome el control de todo lo que somos.
Cuando decidimos dejar que Dios actúe en nosotros, la victoria es segura, llegaremos a la meta, alcanzaremos la corona y llegaremos al cielo.
Dios te bendiga.
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